Andy Warhol (1928-1987) y Jean-Michel Basquiat (1960-1988)
Ambos fueron figuras esenciales en la escena artística del
Nueva York de mitad de los ochenta, una época en la que músicos, actores
y artistas se dedicaban a experimentar con el arte, la identidad, las
drogas y la sexualidad. En este ambiente, Warhol creaba la “escena” y Basquiat, joven artista del graffiti lanzado al estrellato, la salpicaba
con sus sprays. Venerados en vida y mitificados tras su muerte, ambos
artistas se convirtieron en carne de leyenda.
Entre 1983 y 1985 trabajaron a cuatro manos con un alto nivel de
inspiración y productividad. Pintaron 130 óleos que firmaron a medias.
Basquiat, enamorado de la obra de Warhol desde la adolescencia, visitaba
frecuentemente el estudio del artista –The Factory- en los años
ochenta. Fue el marchante de Warhol, Bruno Bischofberger, quien sugirió
una colaboración de diálogos pictóricos basados en la igualdad. Warhol
trazaba los temas y Basquiat pintaba sobre ellos, cambiándolos e
incluyendo nuevos elementos. Obra tras obra, las colaboraciones se
convirtieron en una conversación de color sobre lienzo.
B. Bischofberger sostenía que "a veces Warhol no estaba tan contento porque él pintaba
algo y Basquiat se metía y pintaba sobre todo. Pero Basquiat a veces
pensaba que Warhol era flojo porque terminaba rápido y Basquiat quería
volver a todo una y otra vez".
En 1985 empieza a realizar colaboraciones en las obras de Warhol.
Ellos pudieron fusionar el arte de cada uno, Warhol realizo aportes en
las obras de Basquiat también, combinaron su arte con combinaciones de
color, collages, serigrafía, graffiti y lenguaje publicitario.
Warhol y Basquiat se llevaban muy bien . La mayoría de las obras las
empezaba Warhol y las terminaba Basquiat.
Warhol dejó escrito en su
diario: “Jean-Michel Basquiat ha conseguido que pinte de una forma muy diferente, y eso está muy bien”.
La idea de pintar juntos fue considerada enriquecedora para ambos
porque Warhol, que en aquel momento sólo empleaba técnicas como la serigrafía, volvió a tomar el pincel, y Basquiat comenzó a conocer las técnicas mecánicas aplicadas a la pintura.
Las colaboraciones de Warhol y Basquiat fueron "conversaciones físicas"
en el sentido de un diálogo, de una confrontación física que demandaba
respeto mutuo y aceptación. Ambos encarnaron el conflicto entre dos
visiones muy diferentes del arte y el mundo. Que estos antagonistas
fueran capaces de crear juntos obras tan brillantes y diversas mediante
una colaboración fértil podría explicarse por la gran tensión productiva
fruto de este encuentro.
Basquiat acentuó o borró las pinturas manuales y las serigrafías de
Warhol con sus propios elementos visuales, colocándolos por encima o
junto a ellas. Introdujo constantemente en estas obras la anatomía de
sus obras, con una interacción entre el interior y el exterior, entre
las partes superiores e inferiores. Su compromiso con el racismo, el
encuentro de varias culturas y su reflejo de nuestra sociedad de consumo
capitalista se reflejan en su "anatomía de la calle".
Es en este mismo año que Basquiat parece en la portada de la revista
New York Times, convirtiéndose en el primer artista plástico negro que
aparece en la primera plana, el establishment cultural negro criticaría el patronazgo de Warhol a un artista negro.
F. Rosa advirtió: "Basquiat no era Arthur Rimbaud o Henry Tanner. Basquiat era un estudiante de arte anticipado a
su tiempo, que alcanzó demasiado pronto su estatus de súper estrella. Su
iconografía no es, como algunos eruditos quieren probar
desesperadamente, una mezcla de urbanidad con incautaciones del vudú. En
cambio, él sabía más sobre Babar, Mickey Mouse y Warhol, que sobre Haití y sus tradiciones religiosas o iconográficas".