25/1/12

5 PREGUNTAS A DARIO PASO-JARDIEL

En las 5 PREGUNTAS A..., le toca el turno a Darío Paso-Jardiel, quizá alguien pueda preguntarse quién es, se trata de todo un artista, hijo, nieto y bisnieto de una gran familia de actores y autores teatrales.
Su bisabuelo es el gran Enrique Jardiel Poncela, su obra pertenece al movimiento del teatro del absurdo, una de sus obras más representativa es "Amor Se Escribe Sin Hache" (si no lo habéis leído mal vamos!). Nieto de Alfonso Paso, autor de obras tales como "Las que tienen que servir" o "Querido Profesor". Hijo de dos actorazos con César Sánchez y Rocío Paso-Jardiel y sobrino de la actriz Paloma Paso-Jardiel. Sólo tuvo que seguir a "sus mayores", de todas maneras hay que destacar que su carrera ha sido por méritos propios.



1.- Di algo sobre ti.
Soy Darío Paso-Jardiel. Nací en Madrid hace 32 años. Llevo desde los once en el mundo de la interpretación. En la adolescencia me adentré en el mundo de la dirección de cortometrajes. Vivo por y para el cine (vamos, que soy un muerto de hambre con pretensiones).

2.- ¿Eres más actor o director?
Me considero actor y director a partes iguales, aunque, si te soy honesto, me llena muchísimo más, como artista y como persona, la dirección. 
Me encanta la interpretación pero mi auténtica pasión, mi debilidad, es la dirección y la escritura. Desde muy pequeño me ha gustado contar historias, compartir con el resto de la gente mis anhelos y locuras, mis inquietudes, mi mundo interior y eso, como actor, es muy difícil hacerlo. 
La actuación (para mí) es un arte un tanto castrante. Somos los narradores de una historia ya escrita, somos el lienzo o el instrumento, el vehículo para que otros se expresen y aunque esto, de por sí, ya es precioso, a mí, me sabe a poco. Necesito contar mis historias y la única forma en la que puedo hacerlo es escribiendo y dirigiendo. Si me dieran a elegir entre acabar mis días como actor o como director elegiría, sin pensarlo, como director. Aunque mi propósito es ser como Icíar Bollaín o Peter Mullan, dedicarme a ambas cosas, poder narrar mis historias y también las de otros.

3.- ¿Qué prefieres cine, tv o teatro?
Sinceramente no veo diferencias sustanciales entre los tres medios. Sí, es cierto, hay técnicas distintas, pero al fin y al cabo los tres son medios de expresión muy, muy similares. No soy de esos que desdeña un producto por el medio en el que se expone. Sólo son eso: medios. Al fin y al cabo, lo que importa es lo qué se cuenta y cómo se cuenta y no dónde se cuenta. Cada medio tiene sus encantos y sus dificultades. 
El cine y el teatro no necesitan abogados que hablen por ellos, todo el mundo los respeta y admira. 
Sin embargo, la televisión, siempre tan maltratada, necesita voces que la representen. La televisión tiene una cosa muy mágica que no tiene ninguno de los otros dos medios, y es, curiosamente, la fusión de ambos (teatro y cine) lo que la hace tan interesante (al menos para mí) y compleja. En la televisión se mezcla la inmediatez, la espontaneidad del teatro y la técnica científica y minuciosa del cine. Hay mucho que aprender de la televisión, queda aún mucho que trasladar de ella a los otros dos ámbitos. 
No me importa donde trabajar mientras lo que haga me guste y llene.

4.- Comparte algún truco, o un ritual, que tengas cuando trabajas o estudias un guión.
Soy muy nervioso, eso te lo podrá decir cualquier persona que me conozca un poco, pero no soy especialmente maniático. 
Mis rituales como actor están muy centrados en lo técnico, en la concentración. Por ejemplo, antes de entrar a escena suelo hacer ejercicios de voz y de cuerpo, si no los hago, aunque esté de sobra preparado, no me siento del todo listo para afrontar mi trabajo. Esto mismo también lo hago cuando trabajo en audiovisual, pero a una escala más pequeña, con ejercicios más sencillos e íntimos. 
La concentración es sagrada, tanto a la hora de interpretar como a la hora de dirigir, si tu mente, todo tu ser, no está completamente concentrado, entregado a lo que estás haciendo, es fácil que tu trabajo sea mediocre y eso es muy frustrante. No quiero que algo me quede mal porque, en su momento, no lo di todo. 
También es bueno (en ambos trabajos) estar muy receptivo, atento a todo lo que te puedan aportar tus compañeros, eso, siempre, enriquecerá tu obra. Ningún artista debe permitirse el lujo de ser tan egocéntrico como para no absorber todo lo bueno que te aportan los demás. Nuestro trabajo tiene que ser generoso para poder alcanzar al público.

5.- ¿Cuál o cuáles han sido tus influencias?
Aquí me centro más en mi (corta) experiencia como director que en la de actor, ya que en la de actor es mucho más complejo exponer cuales son mis influencias.
Como director (o cuenta-historias, en general) siempre me he dejado llevar un poco por la filosofía del “por qué no”, o sea contar las cosas como me apetezca sin fijarme mucho en academicismos ni normas aristotélicas (aunque las tengo muy presentes). 
Mis ídolos son autores como David Lynch, Roman Polanski, Stanley Kubrick, David Fincher, Tim Burton, Lars Von Trier o Terry Gillian, entre muchísimos otros. También me he dejado influenciar mucho por el teatro, el cine mudo (que me apasiona), el cómic o el videoclip (tan vilipendiado siempre y al que yo venero). 
Sin olvidar, los ídolos que me marcaron de niño y que me seguirán toda mi existencia, como: la factoría Hammer, Roger Corman, los clásicos de terror de la Universal y mis amados Poe, Lovecraft y Kafka
Con toda esta mezcla en la cabeza imagínate como está mi salud mental (fatal). 

 
Hace unos meses, Darío, trabajó  actuando en la serie “Palomitas” de El Terrat, dónde se lo pasé de maravilla. Además, actuó en la obra de teatro “Creo en Elvis” de Mariano Rochman, con la que inmerso en la gira. 
Como director, se encuentra terminando su corto “Nada que decir” con Iván Massagué, Montse Plá y Juanfra Juárez. Según nos informa, se entrenará dentro de poco. 


Si esto no fuera poco, esta con las manos en la masa, en plena producción de otro corto. Me informa que su próxima parada, en este tren que es el cine, es meterse de lleno en un largometraje, dirigiendo, claro!

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