2/6/11

E. J. Bellocq, el fotógrafo de los "bajos fondos"



John Ernest Joseph Bellocq fue un fotógrafo americano (nacido en 1873 en una rica familia del barrio francés de Nueva Orleans y fallecido en 1949) conocido por sus fotografías de prostitutas de los recién legalizados (en aquel entonces) prostíbulos de Storyville, en Nueva Orleans. Los críticos en fotografía coinciden en sus juicios acerca de la obra de Bellocq: la delicadeza en los encuadres, el cuidado erotismo y el respeto por las retratadas hacían de sus fotografías una obra maestra.




En 1970 el famoso fotógrafo Lee Friedlander presentó al gran público la obra de un hasta entonces desconocido E J Bellocq. Su trabajo más reconocido consiste en 89 desnudos de prostitutas de Storyville cuyos negativos fueron rescatados Friedlander, y objeto de una exposición y una publicación titulada Bellocq : photographs from Storyville, the red-light district of New Orleans en la que se cuenta con la colaboración de Susan Sontag y John Szarkowski. Algunas de esta fotografías están dañadas de un modo deliberado para que no se pudiese identificar a las mujeres, en otras se solucionaba esta cuestión con el uso de máscaras.

Se han dicho muchas cosas de Bellocq, entre otras, que era hidrocefálico, enano y que hablaba con un pronunciado acento francés. Otros estudiosos afirman que era un tipo alto y apuesto y que el acento francés era más bien un deje fonético frecuente entre los habitantes de la ciudad en la que nació: Nueva Orleans.

Comenzó fotografiando barcos y maquinaria portuaria del Mardi Gras para pagar el alquiler de su apartamento. Posteriormente, justo antes de la I Guerra Mundial, comenzó a frecuentar los recién legalizados prostíbulos de Storyville, en Nueva Orleans. Los críticos en fotografía coinciden en sus juicios acerca de la obra de Bellocq: la delicadeza en los encuadres, el cuidado erotismo y el respeto por las retratadas hacían de sus fotografías una obra maestra.

Lo irónico de esta historia es que no se han hallado retratos del propio Bellocq. Friedlander aseguró en su día que la mayor parte de las placas y negativos que encontró escondidos en un sofá habían sido dañados a propósito por el propio Bellocq y sus amigos. Su trabajo influyó en fotógrafos como Joel-Peter Witkin. Tras el descubrimiento de sus fotografías éstas han sido expuestas en numerosos museos a lo largo de todo el mundo.

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