Perteneciente a la ola de cine indie americano, es la historia de dos mujeres que la vida no las trata bien precisamente. Ray Eddy, una mujer “white trash”, (Melissa Leo) y su familia viven en el estado de Nueva York, en la frontera con Canadá que conduce a Quebec. El marido y padre les ha dejado, no es la primera vez: su ludopatía le empuja a gastar el poco dinero que consiguen ahorrar. Y ha ocurrido en el momento más inoportuno, cuando esperaban adquirir una casa prefabricada, vivienda bastante más digna que el pobre barracón que ocupan en la actualidad.En tal tesitura, ella conoce a Lila Littlewolf
(Misty Upham), una chica mohawk que le propone una manera de ganar dinero
fácil. El plan es arriesgado: pasar inmigrantes ilegalmente por el helado río
Saint Lawrence, con patrullas fronterizas en las dos orillas. Cada una tiene algo que a la otra le falta. Contactos para ganar dinero fácil,
un coche con maletero automático, un aspecto que no levanta sospechas con la
policía. La desesperación
por ganar dinero empuja a Ray a aceptar la oferta. Ray conducirá el coche y se
repartirán las ganancias. Al principio, la capa de hielo es gruesa, pero a
medida que siguen con su negocio y el hielo se hace más delgado, Ray y Lila
descubrirán que trasladar inmigrantes tiene un precio.

Considerada por el Instituto de Cine Americano (AFI) como una de las 10 mejores películas de 2008, Frozen River ha recibido numerosos premios y reconocimientos, como el de Mejor Actriz en el Festival de San Sebastián, el Gran Premio del Jurado en Sundance, así como dos nominaciones a los Oscar, al Mejor Guión Original y a la Mejor Actriz.

John Ford aportó en "Cheyenne autumn" (El gran combate, 1964) una de las primeras miradas sensibles con su realidad, poniendo de manifiesto la llegada de su ocaso definitivo. Frozen River recoge el testigo de John Ford años después. Estamos a principios del siglo XXI, cuando los indios viven en reservas. Mantienen ya muy pocos rasgos autóctonos y han adoptado una forma de supervivencia subsidiaria de la del hombre blanco, cuya policía los vigila con desconfianza desde el límite territorial.
La directora, Courtney Hunt, da un paso más allá al situar la acción junto a la reserva Mohawk, en la frontera con Canadá. Nuestro tiempo no sólo ha confinado a la población india, sino que ha establecido otras divisorias que sitúan al recién nacido afortunado en el bando de la opulencia y al desafortunado en el de la pobreza.

Si el Río Grande dibuja la línea sur que atraviesan los “espaldas mojadas”, el San Lorenzo señala la raya norte donde confluyen inmigración ilegal, reserva india y pobreza. Porque, y esta es la aportación de Frozen River, no hace falta ser indio o haber nacido en México para ser pobre. En América, una concatenación de hechos desafortunados como la adicción al alcohol del marido, llevará a una mujer a la miseria. Entonces, para ella, desaparecen las diferencias y los prejuicios raciales. Terminará por sentirse igual a la india abocada a delinquir para salir adelante y a los asiáticos de limitadísima cultura que entran ilegalmente en su país.
Las similitudes con otras películas son evidentes, como por ejemplo con María, llena eres de gracia (2004). Una situación frustrante, sin perspectivas ni motivaciones en el horizonte, llevan a las protagonistas a cometer un acto ilegal. La necesidad obliga, incluso, a arriesgar las vidas. En María, llena eres de gracia el peligro está en que una pepa de heroína se rompa en el estómago, en Frozen River la muerte acecha bajo la capa de hielo. En ambos casos sólo queda rezar para que no te toque la lotería. Sin embargo, el peligro no acaba aquí. La policía, que no es tonta, vigila en ambos lados de la frontera, lo que convierte a la empresa en una tarea casi imposible, saltar de la sartén para caer al fuego.

El primer largometraje de Courtney Hunt (basado en un corto previo de la propia realizadora) es puro lujo, con interpretaciones soberbias y un relato estremecedor (especialmente conmovedora resulta la escena de la pareja paquistaní y su bebé) que nos acerca al drama de la inmigración ilegal, la pobreza y la marginación. Hunt ha trabajado también en algunos episodios de la magnífica serie In Treatment.

Está muy bien trabajada la progresión en la relación entre las dos mujeres, hasta llegar a algo muy parecido a la amistad, que como es sabido se demuestra en el sacrificio por el otro, en este caso la otra. Y también está bien perfilado el hijo adolescente, y los valiosos secundarios, ya sean los mafiosos de turno, o los policías, mostrados como auténticos seres humanos. Hay momentos de intenso dramatismo -el traslado de un matrimonio pakistaní, con la pérdida de un bebé precisamente en Nochebuena-, y un inspirado final.

La estructura lineal que enmarca un lapso temporal breve, donde la secuencia de acontecimientos no se extiende mucho más allá de lo presentado en el metraje, no es más que la lógica consecuencia de una hábil elipsis, referida tanto al bagaje precedente como a la inmediata posteridad. De esta manera, la trama se constituye como un rito transitorio entre una situación inestable (y detestable) y una estabilidad atropellada, pero suficiente.
El guión, nominado al oscar al mejor guión original, empresa nada fácil para un filme independiente, contiene los ingredientes requeridos para que todo funcione, sin caer ni en excesos ni en gestos tímidos. El potencial literario de la obra es notorio y su capacidad dramática posee un nivel destacado.Magistralmente interpretada por el dúo de actrices protagonistas, sobre todo Melissa Leo, que logra que en cada plano su personaje reclame la parte de felicidad que le corresponde y que la vida le ha arrebatado, y su determinación en hacer lo que sea necesario para proteger a sus hijos.
Gran trabajo de las desconocidas actrices, Melissa Leo y Misty Upham.
La puesta en escena es contundente, pero llena de buen gusto y sin caer en el fácil deleite por lo dramático. El tratamiento de las situaciones demuestra una gran simpatía por lo humano y nunca cae en la tentación de lamerse las heridas. En este sentido es muy interesante la figura del hijo mayor, T.J., un chico que ha aprendido a madurar y que afirma el valor positivo de la realidad a pesar de los nubarrones que se ciernen sobre su cabeza.

Tarantino dijo de la película que "es uno de los thrillers más inquietantes que he visto".
"Los hijos son las anclas que atan a la vida a las madres" Sófocles
No hay comentarios:
Publicar un comentario