19/1/11

No llames a mi puerta

Según como ve las cosas en el presente, el director alemán considera que alguien que rueda películas sólo por las imágenes lo hace en beneficio propio, pues la perfección y el poder de una imagen son un concepto sumamente personal, mientras que contar una historia es, por definición, un acto de comunicación.


Otros de sus títulos destacados fueron Hasta el fin del mundo (1991), una película con tintes futuristas rodada en varios países; ¡Tan lejos, tan cerca! (1993), segunda parte de Cielo sobre Berlín en la que un ángel salva a una niña de la muerte; Lisboa Story (1995), Más allá de las nubes (1995), dirigida en colaboración con Michelangelo Antonioni; El fin de la violencia (1997), The Million Dollar Hotel (1999) y el documental Buena Vista Social Club (1999), un interesante recorrido por la música popular cubana que ayudó a revalorizar a legendarios músicos y cantantes cubanos.


Para Wim Wenders hacer cine debería ser entendido simplemente como otra forma de vivir la vida, lo mismo que dar paseos, leer el diario, tomar notas, ir en coche, o cualquier otra actividad cotidiana. Es por esto que no sorprende que sus largometrajes en ocasiones se asemejen a las escenas que estamos acostumbrados a ver diariamente en nuestro andar por las ciudades. Wenders es un cineasta que en gran parte de sus largometrajes explica la trama con las imágenes por sí solas, apostando transmitir algo con sólo mostrarlas. Lo que hace muy bien con su principal obsesión: la ciudad.


Como un buen aficionado y observador de las ciudades, Wenders considera vital a la arquitectura y el espacio urbano como elementos fundamentales para su realización, incluso más que los actores y diálogos. Una característica que define a este aclamado director alemán es que los lugares donde se llevan a cabo sus largos adquieren una singular importancia al incorporarlos como parte de la acción misma y considerarlos indispensables en el sentido que hacen a la acción posible.


"We live in the cities. The cities live in us … time passes. We move from one city to another, from on country to another. We change languages, we change habits, we change opinions, we change clothes, we change everything. Everything changes, And fast. Images above all…" Fragmento de la película "Notas sobre ciudades y ropa"

Las películas de Wenders son cuadros realizados con la cámara. Mediante imágenes y música cuenta historias que con frecuencia hablan de la falta de raíces y de la búsqueda del equilibrio interior: "Casi ningún director de cine actual ha pensado tanto en la responsabilidad de la imagen, en lo que la imagen hace con nosotros y de nosotros", consideró el jurado del Festival de Locarno, que en 2005 honró a Wenders con el Premio Especial.


Entre los premios cinematográficos de los que se ha hecho merecedor destacan la Palma de Oro de Cannes, el León de Venecia y el Oso de Plata de Berlín. Una de sus primeras nominaciones a los Oscar la obtuvo con el documental musical "Buena Vista Social Club" (1998). El drama "Llamando a las puertas del cielo" ("Don't Come Knocking") recibió 20 minutos de ovaciones en el Festival de Cannes 2005.

Desde 2006, el cineasta se ocupa también de ayudar a jóvenes talentos mediante su empresa Neue Road Movies. Su última producción, "Palermo shooting" (2008) recibió bastantes malas críticas. "Wim no hace películas que le gusten a todos. Wim hace lo que cree que es necesario", dijo de él Campino, cantante de los "Tote Hosen" y protagonista de esa cinta.
A los 65 años, cuando otros se jubilan, Wenders sigue buscando nuevos desafíos y por primera vez en su vida, experimenta con el cine en tres dimensiones. El documental "Pina", sobre el Teatro de Wuppertal y su principal coreógrafa, Pina Bausch, fallecida en 2009, llegará al cine el año que viene. "El 3D nos da la posibilidad de subir a los espectadores directamente al escenario", considera Wenders.


W. Wenders confiesa que trabaja pensando en sus amigos, en su equipo: "forman mi público inicial y trato de asegurar que la película les interese". Al resto de la gente, la imagina como parte de sus amigos, personas afines que podrán entender su propuesta.

En cuanto a los errores que un director debe cometer hay muchos y me parece que yo los he cometido todos. Pero posiblemente el mayor de ellos sea pensar que necesitas mostrar todo lo que tienes que decir. Por ejemplo, cuando se trata de violencia, nadie parece capaz de encontrar una alternativa distinta a mostrarla, aunque, en realidad, el cine suele alcanzar cuotas de máximo impacto cuando se niega a mostrar lo que está tratando de evocar. No lo olviden nunca”.



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